viernes, agosto 19

Hola, soy Mila y esta es mi historia.


No sé muy bien cómo fue mi vida hasta hace poco, se que nací en malas condiciones y que mi mamá y mis hermanitos estuvieron conmigo muy poco tiempo, pero no se bien que fue lo que paso, todo es borroso y mis recuerdos carecen de coherencia, sé que poco a poco todos mis hermanitos se alejaron de mí, unos dejaron de hablarme, estaban ahí echaditos, pero no me respondían cuando les hablaba. Comía lo que podía y me sentía muy mal de la pancita. Un día alguien me considero una molestia y me dio una patada tan fuerte que me hizo volar, me dolió mucho mi caderita y mis patitas traseras no me respondían, entonces pude comer menos ya que no me podía mover y cada vez tenía más hambre.

Con el paso de los días el dolor se hizo menos o me acostumbre, no lo sé, pero empecé a caminar y alejarme de lo que conocía, salí de ahí en busca de comida pero solo encontraba cosas raras grandes que rodaban cerca de mí, tenía miedo, no podía caminar bien y no encontraba comida pero de pronto una mujer se acercó a mí, me hablo me dijo “pequeño, mira como estas ven conmigo” me cargo y me subió en una de esas cosas grandes que rodaban (supe que se llaman carros, automóviles o coches) me agarró con un trapo calientito y me llevo en sus piernas, su esposo manejaba y decían que debían ir rápido para que la veterinaria me revisara, fue un camino largo y no me daban comida, ignoraban mi mal olor, mis pulgas y mis bichos que salían de mi colita.

Después de mucho rato se bajaron y me llevaron con ellos con una mujer vestida de azul, la “veterinaria” les dijo que tenía 5 meses, pesaba 250 gramos y tenia un grado de desnutrición muy grande, que era posible que no sobreviviera a la noche; me pusieron una cosa que mato a mis pulgas, me inyectaron medicina que hizo que mi pancita ya no estuviera tan mal y lo mejor de todo fue que me dieron comida, mucha comida y agua, lo malo fue que la comida era muy dura y no podía masticarla, así pasaron algunos días hasta que la veterinaria les dijo no podía comer croquetas ni de cachorro, entonces me llevaron comida de sobre y fue mucho mejor comerla, tenia fuerzas para comer, me pusieron una caja con arena y supe que era para que ahí vaciara mi estomaguito.

La mujer, su esposo y la mamá de la mujer iban a verme casi diario y jugaban conmigo. Después de 15 días la veterinaria les dijo que ya estaba lista para irme a casa pero ellos no querían por que ya tenían muchos gatos entonces me iban a dar en adopción y con ellos iba a tener una casa temporal.

Aquel día llegamos y me dejaron en una caja grande donde pusieron mi arenero, comida y un trapo como cama, aún recuerdo que se preocupaban mucho porque mis patitas traseras se abrían mucho, pero yo recuerdo que siempre fue así.

Desde fuera de la caja me llegaba un olor a gatos, gatos grandes y fuertes. Cuando aprendí a saltar fuera de la caja me tuvieron que llevar a una recamara de la mamá de la señora que me recogió, ahí estuve escondida cerca de una semana o tal vez dos, no lo sé bien pero yo estaba ya feliz porque tenía comida siempre y eran cariñosos conmigo. Un día me dejaron salir y vi algo sorprendente, vi al gato más grande que he visto, un macho que ya no huele a macho pero que es enorme, es café con blanco, ojos azules y está muy grande de tamaño y de peso, es muy temperamental pero me trato muy bien, me olía mucho y después de un rato se fue, mi mamá (así la llamo ahora) y mi abuelita se sintieron tranquilas, pero mi papá dijo que la difícil era la otra niña. El gato grande se llama Kimy y la otra niña es Cafi, ella desde un principio fue ruda conmigo, me bufaba y gruñía hasta que se acostumbró al olor y dejo de ser tan enojona e incluso ahora jugamos mucho. Por las noches bajaban a otro gato grande, no tanto como Kimy pero si mucho más grande que Cafi o yo, él se llama Grissy juega mucho conmigo, pero a veces es muy rudo y me lastima, procuro no llorar por que lo que vivo ahora no es nada comparado con lo que viví hace mucho, entonces esto no me parece nada.

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